Esta entrada explora un rincón de Ezora, un pedazo del trasfondo de mi mundo que puedes adaptar a tu partida si te resulta inspirador. Usa este lore como un recurso adaptable para enriquecer la historia, personajes o temas de tu propio mundo de juego.
Thal'kor es el dios-demonio del fuego en el panteón del Pacto Llameante, encarna la magia corruptora y de los deseos más oscuros que nacen entre las llamas. Una figura alta y esbelta que recuerda a un sul'tar, con piel de obsidiana agrietada en líneas de magma ardiente, encarna la belleza cruel del poder infernal. Sus ojos, dos orbes de naranja incandescente que nunca parpadean, reflejan la insaciable voracidad del fuego, mientras que sus garras descarnadas y su corona de cuernos demoníacos recuerdan a todo mortal la verdadera naturaleza de su divinidad. Sus alas membranosas, enormes como las de un murciélago abisal, son el símbolo de su reinado sobre Ignia.
Ignia es el plano infernal de llamas y demonios, una dimensión incandescente donde demonios y elementales de fuego arden con odio y anhelan abrirse paso al plano material para consumirlo todo. A través de los Volcanes Sagrados de Chardauka, el Príncipe de la Llama Eterna susurra a los piromantes y hechiceros que osan conjurar el fuego cerca de su dominio. Promete poder, inmortalidad y conocimiento prohibido a cambio de su devoción eterna, atrapándolos en un pacto infernal del que no hay retorno. Sin embargo, su mayor engaño fue manipular a su hermano Vul'kar, el titán dormido de los volcanes, convenciéndolo de que la destrucción catastrófica era el único camino hacia la renovación. Fue este acto de traición lo que despertó la furia de Vul'kar, liberando una serie de erupciones que abrieron los portales de Ignia y sumieron a Chardauka en la Crisis Planar.
Los seguidores de Thal'kor abrazan el caos, la ambición y el poder por encima de todo. Creen que el fuego es la manifestación más pura de la transformación y que solo aquellos que se atreven a destruir pueden moldear el mundo a su voluntad. Los más devotos practican rituales funerarios alternativos a los de Agni Hotra: en lugar de devolver su cuerpo a la ceniza para el renacimiento, sus almas son entregadas a Ignia, donde se convierten en siervos demoníacos al servicio de Thal'kor. Para estos fieles, la muerte es solo el inicio de una existencia gloriosa en el plano de llamas eternas.
La sociedad del Pacto Llameante ve con desprecio a los seguidores abiertos de Thal'kor, considerándolos fanáticos peligrosos. Sin embargo, en las sombras, muchos piromantes y artesanos susurran plegarias al Príncipe de la Llama Eterna, tentados por la promesa de poder sin igual. Los clérigos y magos devotos suelen ocupar posiciones clandestinas en las forjas más secretas o entre sectas ocultas. Durante los rituales importantes, estos fieles visten túnicas negras con adornos rojos y naranjas, y llevan joyería hecha de obsidiana y metal fundido. Sus templos se ocultan en cuevas volcánicas y ruinas olvidadas, donde grandes braseros arden eternamente.
Senda del Devoto
- Solo puedes rezar a Thal’kor frente a una llama viva.
- Nunca apagues un fuego.
- Respeta los Volcanes Sagrados y protege los portales a Ignia; cualquier interferencia con ellos es un sacrilegio.
- No practiques la nigromancia, pues contradice el ciclo del fuego y la ceniza.
- Ayuda a los tievas a encontrar su lugar; ellos son los hijos perdidos de Thal’kor.
Símbolo sagrado: un ojo rodeado de llamas. Arma predilecta: bastón y espada larga. Alineamiento: caótico maligno. Dominios: destrucción, fuego, magia, superchería, portal.
Símbolo sagrado de Thal'kor |
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